El picolinato de zinc frente al citrato de zinc son dos formas comunes de zinc con las que las personas se encuentran en suplementos, y la cuestión de la absorción ocupa el centro de la comparación. El picolinato de zinc une el zinc al ácido picolínico, mientras que el citrato de zinc une el zinc al citrato. Ambas formas tienen como objetivo entregar zinc al cuerpo, pero sus diferencias químicas pueden influir en cómo se comporta el zinc en el sistema digestivo y cuánto está disponible para su transporte. En el cuerpo, la absorción de zinc depende de procesos intestinales que mueven los iones de zinc a través de la mucosa intestinal, seguidos de su distribución mediante proteínas de transporte. Las formas queladas —como el picolinato de zinc y el citrato de zinc— están diseñadas para afectar la solubilidad y la estabilidad en el ambiente intestinal. La idea es que estos ligandos pueden ayudar a que el zinc permanezca disuelto a medida que cambia el pH y potencialmente interactúe con las vías de absorción de manera diferente a como lo hace el zinc inorgánico. Aunque estos mecanismos se comprenden a nivel general, el efecto neto en la absorción depende de varios factores, incluyendo la estabilidad de la forma y cómo se comporta en diferentes condiciones digestivas. La evidencia de estudios en humanos sobre el picolinato de zinc frente al citrato de zinc es variada. Algunos ensayos reportan una diferencia modesta en la absorción a favor del picolinato de zinc, mientras que otros no encuentran diferencias significativas entre ambas formas. Cuando se presentan diferencias, suelen ser pequeñas y pueden estar influenciadas por la formulación del producto, la dosis utilizada y la variabilidad individual en la digestión y la actividad de los transportadores. Debido a esto, no existe una respuesta única y universal sobre qué forma ofrece una mejor absorción en todos los casos. Al decidir entre el picolinato de zinc y el citrato de zinc, no hay una recomendación que sirva para todos. Es importante considerar factores como la calidad del producto, las prácticas de fabricación y tu propia tolerancia y preferencias, incluyendo el tamaño de la cápsula o el sabor si son relevantes. En última instancia, el “mejor zinc para ti” depende del producto específico, su consistencia y de cómo tu cuerpo procesa la forma que eliges. Si tienes dudas, consulta a un profesional de la salud o a un asesor calificado para alinear la elección con tu contexto individual.